1 de marzo de 2011
Kemnebi Baruti Usir y la Ventana
Preámbulo:
Un día se encontraba no en buen estado de salud el viejo maestro Kemnebi Baruti Usir, pues como a todos el fenómeno de la crisis económica y la falta de trabajo había tocado su puerta. Largos años que llevaba luchando y no con pocas trabas por el bien general de la orden y su taller en particular, ya se podían ver los bellos frutos de su trabajo en los miembros de su taller logial, pues todos eran una gran familia unida.
Lamentablemente la felicidad de unos en ocasiones produce mal sabor de boca en otros, y no era bien visto ese bello fenómeno que estaba ocurriendo pues disímiles cartas de detractores, le invitaban a abandonar su obra.
Historia:
Ese día toca la puerta de su humilde morada, el aprendiz LumaÇón miembro de su logia masónica y deseoso de intercambiar opiniones filosóficas con su viejo maestro. Quien al verle le pregunta:
LumaÇón: ¿Ocurre algo maestro, que le tiene tan agobiado?
Kemnebi: Querido hermano aprendiz, en momentos como este es delicado «Aequam memento rebus in arduis servare mentem» recordar conservar la mente serena en los momentos difíciles.
LumaÇón:¿Es algo que pueda saber, a pesar de mi grado?
Kemnebi: Estimado en ocasiones me siento como Don Alonso Quijano, pues pretendo luchar por mantener la pureza del ideal iniciático bajo el cual hace muchos años ingrese en la orden, y veo que es similar a luchar contra molinos de viento.
LumaÇón: Con el debido respeto que usted me merece, mi buen maestro le recuerdo sus propias palabras …La Orden Masónica es perfecta, pero lamentablemente no lo son algunos de sus miembros… y agrego si su camino no fuese el adecuado no estaríamos aprendiendo de usted todos los que estamos, pues su amor y trabajo por la orden nos guía.
Tras estas palabras Kemnebi cambio el tema y filosofaron maestro y aprendiz. Pasada la visita de LumaÇón, el maestro queda reflexionando sobre las palabras de su aprendiz, pero aun abrigaba en su interior la duda, de si estaba equivocado en el camino.
Y mirando desde su escritorio hacia la pared que le quedaba frente, donde un madero cubría un hueco, hecho para colocar en un futuro una ventana dice:
Kemnebi:
Gran Arquitecto del Universo, concédeme la
Serenidad para aceptar
las cosas que no
puedo cambiar...
Valor para cambiar
aquellas que puedo y
Sabiduría para reconocer
la diferencia...
Quedando interrumpido su pensamiento, por un fuerte toque a la puerta de su morada. Al abrir era un gran amigo profano llamado Paco que llevaba tiempo sin ver.
Kemnebi: ¡Querido amigo, cuanto tiempo sin verte; que te trae a esta tu casa!
Paco: Pasaba por aquí decidiendo verte y darte una cosa, que espero no hallas puesto todavía.
Kemnebi: Los amigos son mi regalo, nada material pido y lo sabes.
Paco: Tiempo llevo viendo que la luz del sol, no pasa a tu escritorio por falta de una ventana; se feliz y que se haga la luz para ti. Das mucho más a todos, que lo que nosotros podemos darte.
Kemnebi: Ante tan gran confirmación a la plegaria que había realizado momentos antes, abrazo efusivamente al amigo diciéndole: …Gracias Paco, me has enseñado el camino… y vale la pena seguir luchando.
Ambos amigos, comenzaron el montaje de la ventana inundándose de LUZ el escritorio del maestro.
Máxima:
“Da mihi factum, dabo tibi ius”
Dame los hechos, yo te daré el derecho. No importan las dificultades, no importa las veces que deseen terminar con nuestra obra. Vale la pena seguir luchando por el engrandecimiento de la Masonería Universal y por la Gran Logia de España.