24 de octubre de 2010

Reflexionando sobre dos reuniones masónicas



En recientes fechas tuve la dicha de poder compartir una tenida ordinaria, en la RL. Añaza mi taller ocurriendo un inusual acontecimiento, un hermano de una logia hermana le pregunta al venerable maestro. Podría decirnos: ¿Quién es Marino de Armas? No salido de aquella experiencia todavía, a los dos días en una tenida provincial muy respetuosamente un RH.·. Oficial Provincial pero joven masón, pregunta:  ¿Deseaba conocer saber quien es Marino de Armas?

La primera reacción del venerable maestro en ambos casos al verse aludido por ser su nombre propio, es ofrecerles a los hermanos una sonrisa de agradecimiento, atendiendo a la espontaneidad de la misma he interpretando que con la respuesta que recibirían disiparía sus dudas, pues no existe mejor manera de esclarecer nuestras preocupantes que cuando las enfrentamos.

Posteriormente el maestro masón les respondió en ambos casos, formulándoles algunas preguntas acompañadas de sus respuestas:

¿Si usted fuese yo, tendría alguna importancia que hablen bien o mal de usted?

Cuando por usted hablan sus acciones, cuando la virtud rige su vida, cuando el honor preside sus actos, cuando no tiene nada que perder pues lo que hace y da es a cambio de nada, cuando su sueño es trabajar por el bien general de la orden, cuando defiende la tradición masónica de España y la historia Canarias sin esconderse, cuando eres leal a tus juramentos y hermanos, pero por encima de todo “cuando tus hermanos universales te reconocen como tal”. Los comentarios no te quitan el sueño.

¿Será relevante, que hablen mal de nosotros?

Si cuando te hablan maravillas de una persona, la gente se hace a la idea de que debe ser como un santo en la tierra y cuando lo conoces personalmente te sueles llevar un chasco y decepcionarte puesto que el listón le queda demasiado alto, comprobando que nunca lo alcanzara.


Sin embargo cuando hablan mal sobre uno lo más frecuente, las personas suelen ser muy injustas en sus juicios de valores. Y en el caso del VH.·. Marino de Armas, para el no existe listón pues día a día busca ese limite; a través de su trabajo masónico y profano en bien del prójimo. Crees que pueda preocuparle.

¿Le preocupa a usted cuanto, donde y como se hable?

NO, cuando un hombre es iniciado en nuestros augustos misterios y es Maestro Masón eso es irrelevante. Su carrera masónica habla por el, humildemente en mi caso considero que la mía me precede; cada persona es libre de obtener sus propias conclusiones en eso consiste el libre albedrío.   

¿Pero que diría el maestro masón Marino de Armas, del ciudadano Marino de Armas? A modo informativo para sus detractores.

A todos mis queridos hermanos que de una u otra forma, tan gentilmente se preocupan de ese humilde maestro masón que es el VH.·. Marino de Armas y que responde al nombre simbólico Kemnebi Baruti Usir, “GRACIAS”.

“Es todo un privilegio y un inmerecido honor, para mi” saber que muy a pesar de la crisis económica y social mundial, muy por encima de los problemas que existen en la masonería, por encima de la política mandílista que llevan persiguiendo fantasías, y superando el propio ego personal de vosotros. Dedican un espacio de su mente, de su energía, de su trabajo masónico, de su tiempo profano, de su vida y dinero; a este humilde servidor. Ello indica que nunca aprendieron tres aspectos esenciales en la vida de un Hombre.

Todo hombre, tiene un precio.
Todo hombre, tiene algo que esconder.
Todo hombre, tiene miedo a algo.

¿Yo he superado todo, vosotros lo habrán logrado? Hay hombres que brillan con luz propia por sus actos y honor; hay otros que aunque el mismo sol fuese propiedad de ellos jamás brillaran.

“La verdadera amistad es una planta de lento crecimiento, que debe sufrir y vencer los embates del infortunio, antes de que sus frutos alcancen su completa madurez”.


Fraternalmente.
Marino de Armas
Kemnebi Baruti Usir

15 de octubre de 2010

ORACION DEL MAESTRO CANTERO



Enséñame, Gran Arquitecto del Universo,
a bien usar para trabajar
el tiempo que me das
 y a bien emplearlo
sin perder nada (de él).


Enséñame a beneficiarme
con mis errores pasados
sin caer en el
 escrúpulo que corroe.
 
Enséñame a prever el plan
sin atormentarme,
a imaginar la obra sin desolarme
si ella surge luego de otro modo.
 
Enséñame a unir la prisa y la lentitud,
la serenidad y el fervor,
el celo y la paz.


Ayúdame en el momento del
comienzo de la obra,
momento en que soy más débil.


Ayúdame en el corazón de la labor
a mantener ajustado
el hilo de la atención.


Y, por sobre todo, llena Tú mismo
los vacíos de mi obra.
 
Gran Arquitecto del Universo
en toda la labor de mis manos
deja una gracia de Tí para
hablar a los otros,
y un defecto mío
para hablarme a mí mismo.
 
Conserva en mí
la esperanza de la perfección
sin la cual perdería mi ánimo.


Consérvame en la
impotencia de la perfección
sin la cual
me perdería en el orgullo.


Purifica mi mirada:
cuando hago mal
no es seguro que esté
mal y cuando lo hago
bien no es seguro que
esté bien...
 
Gran Arquitecto del Universo,
enséñame a orar con mis
manos, con mis brazos y
todas mis fuerzas.
 
Recuérdame
que la obra de mis manos te
pertenece y que me pertenece
el devolvértela como ofrenda.
 
Si yo obro por amor del beneficio
como un fruto olvidado
me pudriré en el otoño.
 
Si yo obro para complacer a otros
como la flor de la hierba
me marchitaré en la tarde.
 
Pero si obro por amor al bien,
en el Bien permaneceré.
 
Y el tiempo de
hacerlo bien y a Tú Gloria ya está aquí.
 
Amén.