Dios concédeme la
SERENIDAD para aceptar
las cosas que no
puedo cambiar...
Una persona serena es apacible, amable en el trato, sosegada. Sin embargo, ¿se puede recurrir a la serenidad cuando hay que afrontar problemas personales, laborales, sociales y económicos o propios de la institución masónica? Sin duda, en estas circunstancias lo más común es sentirse nervioso, irritable o molesto, pero justamente es la actitud menos saludable.
La serenidad es una sensación de bienestar que nos permite focalizar las cosas que suceden a nuestro alrededor desde un costado más activo. Las personas serenas logran pensar antes de decidir y no se sienten demasiado asustadas, preocupadas o ansiosas por el porvenir. Tampoco se recuestan en la infelicidad del pasado, ni fantasean posibles catástrofes futuras. En realidad, quienes son más serenos pueden disfrutar de la vida y pensar que podrán, en algún momento superar los problemas.
La serenidad no es indiferencia, complacencia ni ignorancia. Es una virtud saludable que nos abre la posibilidad de mejorar nuestra calidad de vida, admirando lo bello de ella; este concepto nos lleva a pensar en el segundo vigilante representado en venus, encargado de instruir a los aprendices en la belleza de la institución y serenar las pasiones de las que todos estamos llenos.
El masón deberá hacer uso de la serenidad para:
- Asumir las consecuencias de sus actos.
- Para defender la verdad de sus hermanos aún a costa de privilegios, promesas y falsas vanidades.
- Para ser constante y persistente, sin desfallecer cuando de alcanzar objetivos e ideales de unión fraternal se trata.
- Para aceptar sus errores, esforzándose genuinamente en no volver a cometerlos, luchando contra sus vicios e ignorancia.
- Para entender que el mayor error del ser humano es intentar sacar de su cabeza aquello que no sale del corazón.
La serenidad no es estar a salvo de la tormenta, sino encontrar la paz en medio de ella.
VALOR para cambiar
aquellas que puedo y
El valor es la virtud necesaria para vencer nuestros miedos y fantasmas internos, que en ocasiones llevan a una persona a la depresión, sabio quien es capaz de enfrentarlos y cambiarlos, con un único deseo que el de ser mejor persona para con el mismo, su familia y el entorno en el que se desarrolla.
Este concepto nos lleva a pensar en el primer vigilante representado en Hércules, ya que este tuvo que poseer un gran valor y perseverancia para superar los doce trabajos. El valor moral es el que corresponde al anhelo de felicidad que se encuentra en el interior de cada hombre, los valores son las normas de conducta y actitudes según las cuales nos comportarnos y que están de acuerdo con aquello que consideramos correcto. Los valores espirituales pueden ser sociales, familiares o personales y no tienen que ver con el tipo de religión sino con el sentimiento que alimenta esa creencia. Los valores religiosos moderan nuestro comportamiento desde la antigüedad se ha conocido, que los valores religiosos pueden desempeñar un papel importante al momento de inhibir, mejorar y controlar las conductas humanas.
El masón deberá hacer uso del valor:
-Para unido a segunda virtud cardinal la Templanza, completar la definición con los conceptos de moderación y sobriedad.
-Para unido a las virtudes Fortaleza, Perseverancia y Templanza todas moderadas por la Prudencia; poder afrontar peligros inevitables en la defensa de nuestros hermanos llegando a ser el apoyo y defensor de las causas e ideales mas nobles.
SABIDURIA para reconocer
la diferencia...
La sabiduría es una habilidad que se desarrolla con la aplicación de la inteligencia en la experiencia, obteniendo conclusiones que nos dan un mayor entendimiento, que a su vez nos capacitan para reflexionar, sacando conclusiones que nos dan discernimiento de la verdad, lo bueno y lo malo.
En la Sabiduría se destaca el juicio sano basado en conocimiento y entendimiento para resolver problemas, evitar o impedir peligros, alcanzar ciertas metas, o aconsejar a otros; esta toma sus referencias de lo que se denomina memoria a largo plazo. La semilla puesta en la tierra debe recibir luz y agua para, finalmente, dar su fruto; comparando al hombre con un árbol.
Para que el hombre pueda recibir, es necesario que transforme la materia prima del mundo mediante su trabajo. En el mundo no hay edificios ya hechos, sino que debemos construirlos; para comer pan debemos plantar, cosechar y luego hornear, etc. Este concepto nos lleva a pensar en el venerable maestro representado por minerva, quien es el encargado de dirigir con sabiduría los designios de una logia.
El masón deberá hacer uso de la sabiduría:
-Para actuar en el momento preciso, sin esperar, mirando entre los profanos que le rodeen, quien da el primer paso; el masón debe dar ese primer paso, porque lo que hagamos hoy repercutirá por una eternidad; y si no es un masón el que lo haga ¿Entonces quién?
- Pues la justicia humana se encuentra muy lejos de ser perfecta, pero con sabiduría el masón hace que sus propios trabajos sean siempre justos y perfectos.
-Para poder hacer realidad lo que dice nuestro código de moral “No juzgues ligeramente las acciones de los hombres; no reproches y menos alabes; antes procura sondear bien los corazones para apreciar sus obras. “
Vista la aplicación real de esta oración también en el seno de la institución masónica, leámosla interioricémosla, busquemos dentro de nosotros mismos y demos al mundo nuestra mejor sabia; el conocimiento.
Eso es amor, el masón hace todo lo que hace por amor; amor a la humanidad, amor a la familia, amor a la verdad, amor a los hermanos, amor a la libertad, amor a la justicia. El amor es el corazón de todo el accionar, de un masón de verdad.
Queridos hermanos universales, les deseo buenos vientos y mares de popa.