Si buscásemos una institución, donde el mundo profano pueda hallar sólidos fundamentos será la Francmasonería, en ella veremos la práctica de todas las virtudes morales y sociales. Comprendiendo que el honor es una de las virtudes que los masones valoramos fundamentalmente, este concepto descansa en el respeto y consiste de ser lo que eres siendo reconocido y considerado por ello, “Un Masón”.
En los hombres con honor, este respeto trasciende todas las fronteras y líneas divisorias, implica que no hay barreras para el reconocimiento de los valores de ese hombre; aún entre personas con diferentes culturas, religiones y condiciones sociales.
Bellas palabras dedico nuestro Venerable Maestro Marino de Armas, en este 115 aniversario concluyendo su intervención con la frase: “Yo soy, yo y mis circunstancias”. Ampliándola cuando dice: Al masón no se le conoce por la capacidad que tenga para hacer las cosas, sino por nuestros actos frente a ellas; sabemos que no vamos a cambiar el mundo, pero básicamente como la vida es circunstancial hay que hacer algo más que vivirla y pasarla; hay que comprometerse en cambiar el plomo en oro.
Que el GADU siga acompañando vuestros/nuestros actos y nos dé fuerzas para vencer todas las dificultades. Con masones de esa altura al tenerlos junto a mi, me doy por bien retribuido.
Claudus