2 de mayo de 2010

EL DEBER Y LA SATISFACCIÓN, DE UN MASÓN

Monumento en honor a Emilio Castelar en Madrid, obra de Mariano Benlliure; ambos fueron masones.

"La muerte no es verdad, cuando se ha cumplido bien la obra de la vida"
"Hasta después de muertos somos útiles, por eso escribo"

Estas citas, fueron pronunciadas por quien cultivaba una rosa blanca hasta para el cruel que el corazón le arrancaba. Cuanta dignidad e increíble fuerza, al protestar ante quien lo pone en lo oscuro, a morir como un traidor. Hablamos de un hombre que dedico su vida, su pensamiento y acción; al bienestar, progreso y la libertad de los pueblos. Quien fuese escritor, poeta y también Masón; hablamos de José Julián Martí y Pérez, grado 18º del REAA.•., con nombre simbólico: Anahuac, maestro masón de la Respetable Logia Caballeros Cruzados Nº 62, en los Valles de Madrid al oriente de España, Hijo de doña Leonor Pérez Cabrera originaria de Santa Cruz de Tenerife, Islas Canarias.
 
En varias sesiones (tenidas, reuniones) masónicas preguntamos con aparentemente ingenuidad y algo fácil de responder: ¿Cuál es el mayor premio, rango o medalla; que puede recibir un buen masón? Las respuestas son siempre, semejantes: "Haber sido nombrado miembro de honor", "Haber cumplido 25, 50 o mas años como masón activo", "Ser garante de amistad", "Ocupar un cargo elevado dentro de la institución, para poder lucir caras regalías", etc... ¿Por qué son semejantes? Porque todas se rigen por el mismo patrón; son premios que recibimos de seres humanos, o son premios que creemos merecer por antigüedad. Aunque no cabe duda que los reconocimientos y los estímulos, ayudan al ser humano al reconocerle su labor(2).
 
¿Cuál es el mayor premio, rango o distinción que puede recibir un masón? Existe una gran diferencia entre los mencionados con anterioridad, aunque extraordinarios se apartan de la esencia por su vinculo a lo material; hablamos del premio espiritual que regala el G:.A:.D:.U:. al verdadero masón. Esta dádiva la hemos sentido casi todos los masones una que otra vez; a diario nos apartamos de las miserias humanas y nos sentimientos egoístas, cuando deberíamos practicar la caridad y altruismo, labor para la cual la masonería fue fundada. “No existe premio mayor en el alma, que cuando se cumple con el deber”.
 
Esa tranquilidad de consciencia que se experimenta cuando se actúa con justicia, con honor y valor; siendo capaz de renunciar a cualquier privilegio o interés de índole personal que conlleve a la deshonra, o manche nuestra dignidad como Hombre y como Masón; poniendo los intereses de la masonería primero, a costa incluso de criticas, burlas y ataques que obviamente no tienen nada de masónico ese es: “El mayor premio que puede recibir un buen masón, es la satisfacción de serlo”.
 
En los buenos masones no cabe el egoísmo pero sí un mundo lleno de justicia, tolerancia, comprensión. El buen masón no debe hacer alarde de su inteligencia y menos pretendiendo inferiorizar a sus Hermanos, debe contribuir a enriquecer el intelecto del prójimo. El buen masón atendiendo al grueso de su cartera, posición social, política o país de procedencia no mira por encima del hombro a sus Hermanos, considerándolos apartados de su elitismo personal. El verdadero masón, debe afrontar su condición con la seriedad y responsabilidad que caracteriza a un buen obrero, similar a las abejas de una colmena; alejándose del protagonismo, del egoísmo, y de todo lo que pueda contaminarlo con un sentimiento no compatible al que debe tener un masón; el bien de la humanidad, apartándose del vicio, combatiendo la ignorancia y desenmascarando al farsante. El buen masón critica a un hermano de frente para ayudarlo, no a sus espaldas para perjudicarlo. El buen masón sabe que la verdad no muere jamás, por ello el francmasón y la mentira son enemigos irreconciliables, cuando nos reconocen como verdaderos masones nuestros hermanos no se muere, sigues vivo en el corazón de ellos.
 
Los masones no incluyen en sus temas la política ni la religión, la masonería no es política, la masonería no es religión. En la masonería no existen títulos o contrastes sociales, no existen rangos o diferencias de clases, no existen dirigentes o lideres partidistas. Se tratan entre si como venerables hermanos, todo maestro masón es responsable de sus actos, por eso a los masones se les distingue exclusivamente por sus meritos. Es por lo que el buen masón siempre debe buscar lo que mejor sea para la Institución masónica en general y para su logia en particular. El masón no se escuda en su cargo para cometer una injusticia contra algún hermano, pues se sabe que los francmasones son instruidos y vislumbran con increíble claridad, la línea que separa lo justo de lo injusto. En cada masón hay un Salomón en potencia, capaz de definir: La verdad de la mentira, el castigo del perdón este último si lo valoramos bien es el peor de los castigos …Perdónalos, porque no saben lo que hacen.. Luc. 23:34
 
Seria necesario para enumerar todas las virtudes que debiese tener un buen masón, muchas páginas; donde explicar la pureza de nuestros actos y la rectitud de nuestras acciones. Lo verdaderamente importante poder decir con el corazón “He cumplido con mi deber, siento la satisfacción de ser un buen masón”.
 
"Es bueno tener amigos; pero peor es no tener enemigos porque el que enemigos no tiene, es señal que no posee ni talento que haga sombra, ni bienes que se codicien, ni honra de la que murmuren, ni cosa buena que se le envidie"
 
Marino de Armas
Venerable Maestro de la Respetable Logia Añaza.

(2)- Lemagne Sandó, Héctor. MM.•. GLC.•. publicado por rito york.