27 de enero de 2011

Un viaje por la columna B


Todos alguna que otra vez nos sentamos a valorar, analizar y comprender si hemos alcanzado la esencia de nuestros estudios, sea en la vida profana o masónica.

Recuerdo todavía aquellos momentos vividos cuando aun era un profano y tuve mi primer encuentro conmigo mismo en la cámara de reflexión, aprendiendo la esencia de esa cámara a través de su leyenda que nos relata en una de sus partes.

…¿A quien perteneció ese esqueleto?,… Tal vez a la descolada Meretriz que hizo de su cuerpo objeto de inmundo comercio, y no tuvo para la humanidad más que imprudencia y sarcasmo, acaso al rico avaro que empleo su vida entera en atesorar riquezas amasada con el llanto y la sangre de sus semejantes, o al soberbio magnate o al déspota vanidoso, que se creyó superior a los demás hombres, viviendo de la desunión, la intriga e infamias, explotando el malestar de sus hermanos, pues considera que el fin justifica los medios.

HELO AHÍ, perdida la hermosura, gastado el placer, muerto el egoísmo, acabada la sabiduría, montón de huesos blanquecinos que hemos sacado de la podredumbre para que veas.
! OH Profano¡, lo que SERAS TU…

Así vemos como la arrogancia, la falsa superioridad intelectual o económica, la búsqueda de un falso poder o relaciones, la aspiración a prebendas políticas, sociales y religiosas, etc. todo queda eclipsado tras la muerte simbólica o descenso al interior de la tierra, pues la iniciación masónica es la puerta que conduce a ingresar en un nuevo estado moral, en el cual se comienza una nueva manera de ser o de vivir.

La masonería posee como principal aspecto de su educación el simbolismo, pero de nada vale saberse un diccionario entero del tema cuando no se vive íntimamente pues la simbología es vivencial, de que vale decir soy masón poseo tal rango o distinción si no sabemos vivir entre la escuadra y el compás, dentro y fuera de nuestros templos. La perfección es utópica si tenemos en consideración que se encuentra ante nuestros ojos, solo que no somos capases de apreciarla pues las pasiones internas no lo permiten.

Resulta un largo camino el estudiar a profundidad las enseñanzas de este grado, pues con solo invitarme algún dignatario a estar “De pie y al orden” ya constituye una lección; tengamos en consideración que al estar en esa posición decimos simbólicamente que estamos dispuestos a recibir y cumplir con los pedidos, y en especial estamos al corriente de nuestras obligaciones con la Orden, Familia, Patria y la Humanidad. Si los brazos y las manos son radios de un punto central que está en el corazón, la puerta de Oriente del templo que es el cuerpo humano, de esa manera las clavículas separan el mundo inferior del mundo superior.

Si dentro del simbolismo de este grado diésemos una mirada somera por el, veríamos que las decoraciones de los templos poseen un gran peso no pudiendo faltar en ellos, la cadena mística que circunda la logia la cual representa el amor fraternal, la solidaridad y la unión inquebrantable existente entre los masones que solo se rompe tres veces:
  1. Cuando se inicia un profano
  2. Cuando se expulsa un masón de la fraternidad
  3. Cuando fállese un masón y pasa al eterno oriente.

Al igual que la importancia del instructor nato de los aprendices el Segundo vigilante, pues guiado de su mano se aprende el significado de los tres escalones que separan su sede del suelo logial, los cuales poseen una doble representación:
1.       La fe, la esperanza y la caridad
2.      Las tres virtudes de las cuales debe estar nutrido el corazón de todo masón: la lógica, la metafísica y la moral.

Así llegados a este punto tenemos la conciencia de que el aprendiz masón, trabaja su personal edificio moral empleando:
Como virtud: la verdad, la razón, la honradez, la libertad, la igualdad, la fraternidad, la ética y la moral
Como misiones: proteger al débil, amar al prójimo, dominar las pasiones, dedicarse al bien, amar la justicia
Debiendo combatir: el vicio, la mentira, la perfidia, la discordia, la vanidad, el error, el egoísmo, la maldad, la ignorancia, la tiranía, el odio, el fanatismo político y religioso la superstición, la envidia la adulación, el servilismo, la inmoralidad.
Utilizando como medios: la ciencia, la justicia, el trabajo, la caridad, el amor al progreso, la sinceridad
Como herramientas: el mazo, el cincel y la regla de 24 pulgadas
Cumpliendo con su obligación: pulir la piedra bruta de su interior para perfeccionar y adquirir virtudes y desarrollarlas.

¿Pero cual seria la sublime enseñanza que este viaje, me pudo haber aportado?
Indiscutiblemente la leyenda de San Juan Bautista, cuanta sabiduría existe en ella y cuantos grandes masones la han incorporado a sus vidas.

Leyenda del grado de aprendiz masón.

Sabed que herodes Antipas, tetrarca de galilea, vivía en un inmundo maridaje con Herodias, la esposa de su hermano Filipo, Juan, que proclamaba como doctrina la moral, la justicia, el honor y el sacrificio de la vida por la verdad y la virtud, no podía ser persona grata y fue encarcelado por sus predicaciones, cuando aconsejo y exhorto a herodes para que cesara en el maridaje con Herodias; esta, juro vengarse, y prevaliéndose del ascendiente que alcanzara su hija Salome sobre herodes, ante quien esta había ejecutado sugestivas danzas y por la que en su lascivia llegara a ofrecerle cuanto pidiera, aun hasta la mitad de su reino, instigo a Salome para que exigiera la cabeza del Bautista.

Y la cabeza de Juan Bautista fue tronchada, y en un plato ofrendada a Salome, quedando así satisfechos los rencores y la venganza de una despiadada fiera humana….

Tras una adecuada lectura de esta leyenda vemos, como los abusos y concupiscencias de que son capases los poderes arbitrarios, y las fatales consecuencias de que la libertad y la vida de los ciudadanos estén a merced de la lascivia de un tirano o veleidades de una libertina. Y la expresión más elocuente del sacrificio de la vida por la moral, por la virtud, por la regeneración de la humanidad, pues no pueden sojuzgar a una conciencia pura y a un corazón honrado, ni las tristezas de una prisión, ni los horrores de un suplicio.

Llegados a este punto de mi viaje, he llegado a una conclusión y comprendo la labor de la masonería.

“La masonería selecciona a hombres buenos, para hacerlos mejores para con ellos mismos y para la humanidad”.


Aportación: Ohio Rodríguez Castillo